sábado, 11 de julio de 2015

Mundos lechosos

Mundo 1

El olor de la luz del sol, penetrante como suave rocío de cristal, dedicaba la delicada tormenta a la setecientas setenta y ocho velas de sabor lavanda. La luna emergía ya como sátira emoción de un vívido grisáceo estruendo, cuyo sentido de pertenencia a su amante, aquel cuyo rostro desdibujaba el horror de sus finos rasgos y su asqueroso olor a rubíes, que penetraban la pálida agua del pútrido y cristalino lago. Y el viento atroz que hacía volar los colores del infierno, tan puros como la prostituta rezando en la catedral de hierro, cuya hermosura hacía chorrear gotas de sangre de las maderas sagradas, rodaba incesante dentro del fango perverso que prometía rogar por todos. No estaba ahí. Tampoco estaba acá. De hecho, no existía. Nada existía, Sólo las prietas caricias entre sus genitales castrados. Pero ni eso, pues tampoco existían. Así que los dulces y aberrantes delirios comenzaron a rezar y los bosques inertes se pusieron a cantar.


Mundo 2

Y entonces todo terminó; el preciosismo castillo de mierda, con su sabor a selva morada, se licuaba a través de la hojas de su tórax. Y bajaba su sonrisa sentada sobre la frondosa jacaranda inhalando el erotismo de la sonata. Tristísimo trino tridente que atraviesa traicioneramente todo tumulto talante, tratando tullidamente de talar su dolor. Todo se murió y todo se cayó. Era la media noche del cuarto cielo infernal y la pálida brisa sonaba en el meridiano. Meridiano de líbano, de azulejo opaco por la muerte. ¡Qué triste es el levantarse! ¡Qué desmayante es el final! Y la sorpresa del terror que nos invade cada día, entierra nuestra maldad dentro de nuestras corneas, por la culpa que cae en nuestras mejillas y se seca en bellísimas sales.

Mundo 3
Sobre la representación de la maravilla sensible, símbolo del ocaso purpureo, cuya vida retiene los estruendosos destellos de las estrellas de avena, se sienten los gases de sabor azul en las narices y revelan la hirviente oscuridad de nuestra angustia, aquella que nos acompaña en ritos de placer y de agonía durante las muchas noches que nos acompaña sentada, riendo del espectáculo de nuestra desesperación. Pero siempre es exquisita, siempre es coralina, siempre es un cálido cuento desdibujado que se desdobla en retorcidas nubes de diamantes, diamantes horrendos, diamantes falsos, diamantes conseguidos de la fétida lluvia frondosa. No es para más, nunca es para menos, nunca habría sido una intemporal aunque hubiera muerto. Pero ha vivido entre nosotros y nunca deja de implorarnos ¿Habríamos de aceptarla como amiga o deberíamos huir sin llanto? No en vano ha caído la liebre delicada, cocida en sus entrañas, en la mesa delicada


Mundo 4
Sus nostálgicos ojos guardaban la mas profunda tristeza y mientras el espectro alumbraba el horizonte, su corazón se sumía en la mas triste obscuridad. Entonces sus recuerdos mas bellos vinieron a su mente. Era triste pero a la vez feliz. Era dulce pero amargo. Era frió y a la vez dulce. Mientras sus delicadas manos tocaban sus mejillas difuminadas por el color carmín de su esfuerzo, el sendero se trago los colores haciendo que todo fuera penumbra. Ella solamente sonrío y se entrego a los espíritus de la media noche...tan dulce y tan frío. Así empezó.

Mundo 5
La ventana donde se hace la luz, cae en remedio de cerezas, síntoma de la siembra dormida, símbolo de la actual pereza. Pero ¿qué ha sido la muerte en el arcano? Alba salvada, alba perdida, alba que surge de entre las luces y llora sobre las horas, minutos, segundos, hasta desvanecerse en trinos, truenos, treceños, trebejos que cuarzan cada quinta madrugada madura mentolada, pero puédese pedir putrefactas pistas que cantan calidamente en estruendosos estilos. ¿Cuánta ha sido la verdad que permite la desgracia? Mírame el ser mientras yo te sueño en las ramas. Eres mi vida, eres mi consuelo, eres mi tierna follada, eres mi dulce agonía. ¡Muere ya en estos momentos! ¡Muere ya en esta sentada! ¿Acaso no has mirado la nada pintada en nuestra cama? Tómame, bésame, truename, estrújame, derríteme, exísteme...¡Exísteme, por favor! ¡Exísteme en aquella canción!

Mundo 6
Sus nostálgicos ojos de tierra aguantaban la más profunda tristeza con olor a excremento y mientras el espectro divino alumbraba el fértil horizonte, su corazón se asumía en la más triste y pegajosa oscuridad. Entonces sus recuerdos más bellos, más viles y más deliciosos vinieron a sus cabellos y se derramaron dentro de su mente. Era triste pero a la vez feliz. Era dulce pero amargo. Era frío y dulce. Así, mientras sus delicadas manos veladas por la oscuridad  tocaban sus mejillas difuminadas por el color carmín de su esfuerzo en el orgasmo, el sendero se trago los colores haciendo que todo fuera una penumbra. Lo penetraba todo. Ella o él, o lo que sea que sea o fuese sólo sonrió y se entregó a los espíritus agobiantes de la media noche... tan dulce y tan frío. Así acabó.

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Alejandro Iván Flores Chávez







Alejandro Iván Flores Chávez

"Keep your eyes on the stars... you'll never be one"