jueves, 26 de marzo de 2015

Introducción (borrador/versión larga)

            El performance no es show. Es difícil (definirlo) porque la palabra performance en inglés se refiere a muchas cosas. Performance puede ser desde cantar, desde bailar o simplemente alguien que hace un anuncio de un coche. A mí me gusta más usar la palabra “arte acción” porque lo que uno hace es una acción tal y como la hacemos cotidianamente. No es teatro, no estamos actuando la acción. Rocio Boliver (en Olivo, 2013).

Así, con la anterior explicación dada por “La Congelada de Uva”, una de las más polémicas performanceras de México y muy conocida por hacer uso de sus órganos sexuales para realizar sus expresiones artísticas, comenzamos esta introducción al mundo del performance art. ¿Qué es el performance art/arte acción? El performance art es un género artístico que nace aproximadamente durante la segunda mitad siglo XX, dentro del momento en la historia del arte conocido como Arte Contemporáneo. La guerra Fría, la guerra de Vietnam, movimientos culturales como el feminista o el hippie, la crisis de la Modernidad y el incremento de la clase media que incurre en instituciones universitarias, las cuales forman a nuevos artistas con  una fundamentación teórica (Diez, 2013), marcan el contexto histórico-social en el que surge esta nueva forma de hacer arte. Esta etapa es etiquetada predominantemente por la tendencia de producción artística llamada Arte Conceptual, la cual deja el régimen del arte entendido como objeto, pues “las intenciones, las actitudes y los conceptos se vuelven sustitos de obras” (Michaud, 2003, p. 12). Obviamente esto sólo se pudo dar debido a un factor muy importante: el ascenso del sistema de producción en masa; pues el hecho de que hubiera una sobreproducción de obras por máquinas, trajo como consecuencia la pérdida de su valor material.

El performance art puede contextualizar su surgimiento durante los años sesenta, una época muy importante para el cambio de pensamiento de la sociedad occidental, pero... ¿qué era lo que pasaba históricamente en ese momento? La revolución de mayo de 1968 y otros levantamientos relacionados con el surgimiento de  identidades sexuales o raciales, las cuales habían sufrido una censura por parte de los medios masivos de comunicación, etc. En este contexto, y tras el máximo aprovechamiento de las nuevas tecnologías por parte de los nuevos artistas, “el performance nació como arte para la resistencia, tendente a lo político y se [alejó] del debate sobre individuos aislados y las reflexiones sobre el talento artístico (Sedeño, 2010)” (Palma, 2013, p. 36). El uso del cuerpo como unidad del medio visual, la efimeridad del tiempo en que se desarrolla, la improvisación y el espacio donde se performancea (el cual, aunque buscaba en principio espacios públicos y deslindados del “mundo del arte, durante los últimos años se puede observar una tendencia de regresión a los museos) son características fundamentales que componen esta manifestación artística.

Pero con cada “invención” siempre aparece un problema. Desde el surgimiento de este nuevo género artístico hasta nuestros días, pareciera que la mayor parte del público todavía no entiende este tipo de manifestaciones. Una tentativa respuesta podría ser la consecuencia de una educación artística demasiado básica; es decir, desconocimiento de lo que ha sucedido en el mundo del arte más allá de las vanguardias artísticas. Pero una teoría más convincente podría basarse en que la falta de entendimiento de este género se debe a su incomprensión como manifestación del espíritu. En otras palabras, el problema radica en no entender que estas obras de arte se pueden leer desde un punto de vista racional; que surgen del intelecto del ser humano y no solamente como parte del morbo, la rebelión o la provocación de un artista. La gente no entiende y no entenderá al performance (aunque posea el discurso del mismo) sino entiende la naturaleza básica del mismo, pues para entenderlo como objeto antropológico cultural, debemos entenderlo primero como objeto cultural subjetivo. Pues si se entiende al performance como fruto de una racionalidad, se comprenderá de la misma manera que debe leerse desde un punto de vista racional

Entonces ¿Cómo darle un sentido racional al performance art? Para poder contestar esta interrogante, crearemos un marco teórico basado en diversas ramas de la filosofía que se puedan apegar a la naturaleza (espiritual) de cualquier obra artística. Empezaremos por la primera filosofía del arte, que es la estética de Hegel, la cual nos ayudará a entender desde dónde, cómo y por qué se empiezan a concebir los conceptos de “idea” y “forma” como base del Arte Conceptual. Luego daremos un salto hacia Wittgenstein, por parte de la filosofía del lenguaje, para entender cómo el arte funciona a modo de lenguaje, pues él habla de que el arte no se habla, se muestra. Por último descubriremos la metafísica del performance art a través de Bergson y su relación con el movimiento. Aun así, cabe aclarar que este estudio de la naturaleza racional del performance nos pone en la desventaja de no poder darle un significado real, particular y “aterrizado” a todos los performances, pues este marco teórico pretende ser muy incluyente; así en lugar analizar los performances, será solamente el performance art.







Fuentes bibliográficas


Diez, María Luz. (2013). ARTE CONCEPTUAL. CRAC!, 7 (1), 6.
Michaud, Yves. (2003). El arte en estado gaseoso. Distrito Federal: Fondo de Cultura Económica.
Olivio, Demetrio. (2013).  Rocio Boliver – entrevista. YouTube. Recuperado el 25 de marzo de 2015 de https://www.youtube.com/watch?v=jM3_v4CGlXA

Palma, Isidora. (2013). LA PERFORMANCE. CRAC!, 7 (1), 36.

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